miércoles, 25 de enero de 2012

UN LUGAR PARA PERDERME


Era un campo, estaba todo verde, lleno de árboles, palmeras, hierba; allí me iba de chica y estaba todo el día jugando, conocía gente que venía y me lo pasaba muy bien. Era muy grande, allí había un castillo y hospederías, yo me quedaba allí en las hospederías, donde también dormíamos. 
Me iba todos los fines de semana, las hospederías estaban pintadas de blanco, con una puerta y unas ventanas muy viejas; al entrar había una especie de salón, a la derecha dos sofás verdes y una televisión, y a la izquierda una mesa de madera. Al fondo estaba la chimenea y al lado el fregadero y una hornilla. Había dos habitaciones y un cuarto de baño muy pequeño.
Ahora ya no voy, pero me gustaría seguir yendo.

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